Desde el mediodía del jueves compartimos nuestros visitantes uno de los lugares que más nos gusta de este país. El pueblo Copán Ruinas. Sus callecitas de piedra, y el andar por ellas con tranquilidad, reodeados de turistas y copanecos con sus gorros amarillentos. Y caminar, caminar, caminar.
La Hacienda San Lucas, con su paz brutal, su espectacular vista sobre el río, y al otro lado los bosques, y las ruinas, y el pueblo.
La caminata hasta las ruinas llamadas "los sapos", en donde dicen que dicen que las mujeres mayas de las clases más altas iban a parir. Unas rocas con tallas con la forma de los bichos que le dan nombre, símbolo de fertilidad, y otra en la cual se distingue la talla de una mujer parturienta: abierta de piernas, con la cabeza del bebe asomando... ¿hechos hace cuanto?... Increible. No increible porque así se hiciera, porque después de todo asi hemos venido al mundo todos los que al mundo hemos venido... Pero increíble que esas tallas estén esperando para que uno las vea y las disfrute después de todo. Las disfrute a ellas, como al resto de las ruinas de copán.
El viernes al mediodía, nos tomamos el bus a Antigua: un nuevo lugar del viejo mundo para ser descubierto por nosotros.
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