Asi no mas, recien bajadita del avion y con la noche en pleno cubriendo Saint Peter's, la subimos en la Camioneta y nos la llevamos a "El Manzano", conocido conclave de comida tipica hondureña. Asi debuto mi hermana mayor con los tipicos frijoles locales.
El sabado, despues de unas vueltas (entre ellas conocer la que en aquel entonces era nuestra futura casa) salimos con rumbo a la playa de Tela, donde (ademas de lechonear un rato al sol y comer y comer) pernoctamos esperando el viaje del dia siguiente a Punta Sal.
Punta Sal es una peninsula a la que solo se puede llegar por mar, ya que la rodea una selva con monos aulladores (que aullan) y cangrejos azules (que son azules), entre otros animalejos. Durante el viaje en la lancha, si uno tiene suerte, puede ver algun que otro delfin. Y si uno tiene mucha suerte (como nosotros la tuvimos), puede ver un cardumen (?) de 8 o 10 de ellos.
Durante nuestra estadia en Punta Sal nos deleitamos con una comida realizada bajo todas las relgamentaciones que la unidad de higiene de la Republica de Honudras, dispone, e hicimos la espectacular experiencia de hacer el mundiamente conocido como scuba-diving: el viejo y querido snorquel. Piedras que alguna vez supieron ser corales, y plantas y peces de todos los colores y tamaños. Nunca pense que estuviera tan bueno.
Hacia de las dos de la tarde emprendimos el regreso, primero a Tela, y luego a casa. En el camino se nos ocurrio hacerle la bienvenida a la recien llegada, por lo que llamamos a Ceci y Robert, quienes ademas tenian la visita de El Negro, y juntos nos deleitamos con unas exquisitas pizzas que cocino la homenajeada.
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