Claro que para tales eventos se precisa preparacion previa, y Mary se encargo de coordinar todo lo coordinable.
Cada uno se mando alguna especialidad, pero la frutillita de la torta la puso sin dudas el Mendoza, quien se paso toda la tarde del sabado poniendo a punto un lechoncito copaneco (lease: de Copan).
Por supuesto que para eso preciso de mucha ayuda, y para eso estuvimos las 17 bolsas de carbon que fueron necesarias y los zanganos que aleteamos al rededor de la parrilla, zumbando entre charlas superfluas, mientras merendabamos cervezas o ferne (dependiendo de la orilla del Rio Uruguay a la que uno perteneciera).
A partir de las 9 fuimos cayendo a la casa de los anfitriones.
Tuvimos bebida pa tirar pa arriba, comida de la nuestra y de la rica, algun paso de baile y sobre todo y lo mas importante, buena compañia.
Al momento los regalos (fiestas de nochebuena son fiestas de nochebuena) agarramos lo mas parecido a Papa Noel que pudimos encontrar (luego de
empezamos la repartija para disfrute de los niños... sobre todo de los no tanto.
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