
Aprovechando la pasada de Fernando y Pablito Genovese, el grupo ampliado se dirigio a las instalaciones del Paintball a chiviar y cagarse a tiros un rato.
Terminamos empapados de sudor, con los stocks de adrenalina agotados, muertos de cansancio, y hasta mal heridos (las bolitas de pintura duelen, y machucan).
Ganamos, perdimos, igual nos divertimos.
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